martes, 28 de febrero de 2012

HOOLIGANS EN ESCOCIA PARTE 4


Penúltima entrega de esta tremenda reseña sobre el fenómeno hooligan en Escocia. Esta entrega y la próxima se enfocarán de lleno en lo que a nosotros mas nos toca, osea al Celtic, y por consiguiente a nuestros rivales de siempre. Para muchos esta reseña puede ser muy esclarecedora para captar la real magnitud del odio entre dos comunidades en una sola ciudad. Otras entregas [1][2][3]

El fenómeno del casualismo era algo que estaba en plena eclosión en la Escocia de la primera mitad de la década de los 80, pero no puede decirse que fuese algo patente en Glasgow hasta la temporada 84/85. ¿Las razones? Como dicen por ahí, “sólo Dios las sabe”. Lo que es cierto es que entre la propia afición del Celtic este fenómeno se observó como algo ajeno a la mentalidad de los “Bhoys” y “Celtic Soccer Crew” no fueron muy bien acogidos en su seno.

En cambio, sus odiados vecinos tuvieron un desarrollo más normalizado de este fenómeno entre sus hinchas, llegándose a crear un grupo casual que si bien nunca ha sido puntero en Escocia, si que ha dado mucho juego a la ASC y actualmente se puede decir que es el rival más serio con el que se puede encontrar en tierras escocesas.

A pesar de que los seguidores del Glasgow Rangers han protagonizado constantes episodios de violencia, no fue hasta los años 80 cuando se organizó un grupo que se hiciera partícipe de esta violencia de forma organizada: su nombre fue “Her Majesty’s Service”.

El grupo posteriormente evolucionó hasta lo que hoy se conoce como “Inter-City Firm”, compartiendo nombre con el grupo hooligan del West Ham United. Hay que precisar que en la fecha en la que se produce el nacimiento de la firm del Glasgow Rangers existían buenas relaciones entre hooligans lealistas del West Ham y del Glasgow Rangers.

Ambos grupos comparten una característica que en modo alguno puede extrapolarse en la misma medida al resto de grupos escoceses: la politización de sus miembros. No quiero decir con ello que todos los miembros de ambas firms piensen de una determinada manera, pero si es cierto que el matiz ideológico de ambas firms es bastante notorio e identificable. No hay ninguna otra firm escocesa que esté tan ligada al lealismo unionista como es el caso de Inter-City Firm del Glasgow Rangers ni tampoco ninguna otra que esté tan vinculada con la causa nacionalista irlandesa como es el caso de la Celtic Soccer Crew. Es evidente que en sectores de las firms del Dundee FC, Motherwell o Heart existe una tendencia favorable al lealismo unionista, pero en modo alguno como el que se puede encontrar en la firm del Rangers.

Sobre el terreno de juego no hay un derby que refleje lo que el fútbol representa para la cultura casual. O dicho de otra manera: “The Old Firm” es la visión más certera de lo que un casual entiende por fútbol. Ningún lugar del mundo se estremece tanto por hora y media de fútbol como las orillas del río Clyde cuando el calendario señala la llegada de un nuevo derby. Esta urbe de casi un millón de habitantes constituye la capital balompédica del país. Desde 1985, todos los títulos de SPL se han celebrado en Ibrox o en Parkhead (el Aberdeen fue el último conjunto que rompió el duopolio en la campaña 1984-85). Glasgow late, pues, al ritmo que marcan las evoluciones de sus dos equipos.

El fútbol lo inventaron los ingleses. Pero fueron los escoceses quienes lo transformaron en un deporte capaz de atraer la atención de las masas al reformar la ley del fuera de juego, en un principio idéntica a la del rugby (ningún jugador podía situarse delante del balón). También escoceses fueron los pioneros del profesionalismo, futbolistas que ficharon por los poderososos clubs ingleses tras la I Guerra Mundial. Y en Escocia nacieron tres figuras míticas de los banquillos británicos: Matt Busby (forjador del Manchester United de la década de los 50 y 60), Bill Shankly (cerebro del Liverpool de los 70) y Alex Ferguson.

Pero el Celtic-Rangers, “The Old Firm”, va mucho más allá de eso. “The Old Firm” trasciende los límites del fútbol. Como subraya el holandés Gio Van Bronckhorst (ex jugador ‘blue’), “Glasgow es una ciudad muy dividida. No es sólo un tema deportivo. [...] Es algo que afecta a la vida diaria”. Para entenderlo, es preciso conocer el origen de ambos clubs y lo que representan en la actualidad.

El Glasgow Rangers nació en 1873 entre aficionados al remo, convirtiéndose rápidamente en el equipo preferido por los estibadores del puerto. 14 años después, el padre marista Walfrid Kerins diseñaba una institución que recaudara fondos en favor de un comedor infantil para inmigrantes irlandeses. No pudo dejar más patente su vocación de servicio a la comunidad gaélica: lo bautizó como Celtic Football Club. Protestantes vs. católicos.

Desde su alumbramiento, el Celtic enarboló las esperanzas y el orgullo de la abundante colonia irlandesa, mayoritariamente católica. Algo más tarde, y como reacción a su cada vez más poderoso vecino verdiblanco, el Rangers se erigió en símbolo de la Escocia protestante. La rivalidad no tardó en brotar, espoleada por los enfrentamientos religiosos y políticos.

Ambos conjuntos se “conocieron” el 28 de mayo de 1888, en el partido que, además de la rivalidad, inauguraba la historia del Celtic: los bhoys batieron contundentemente al Rangers por 5-2. Dos décadas después se produjeron los primeros incidentes con un derby como telón de fondo. Las dos escuadras se toparon en la final de Copa de 1909, que finalizó en empate. Se convocó un encuentro de desempate para desnivelar la balanza. Más de 60.000 espectadores acudieron, una semana después, a Hampden Park: cuando la segunda final estaba a punto de finalizar con empate de nuevo, en las gradas se propagó el rumor de que las directivas habían acordado empatar para realizar un lucrativo tercer encuentro. Así que los seguidores bhoys y gers se unieron... para saltar al césped, quemar las taquillas y atacar a la policía. Resultado: la Copa de 1909 fue declarada desierta.

Aquella final sirvió para bautizar los duelos entre Celtic y Rangers como “The Old Firm (la vieja empresa)”, reflejando la extendida opinión de que ambos conjuntos se benefician económicamente de la antipatía que se profesan. (Todo esto esta en el tapete hoy en dia con la crisis economica que hunde al Rangers)

Durante las primeras décadas de su existencia, el derby transcurrió por los cauces de una rivalidad deportiva encendida únicamente por la proximidad de los contendientes. Sin embargo, en una década, el escenario cambió radicalmente de decorado: en 1912, se instalaba en Glasgow "Harland and Wolf", un astillero que tenía entre sus preceptos el no contratar a católicos. Aquella medida sacó a la luz el larvado enfrentamiento religioso escocés. Poco después, la situación política en Irlanda terminó de envenenar el ambiente del Old Firm: en 1921, el Estado Libre de Irlanda accedió a la independencia tras más de siete siglos de dominación británica. “Sin duda, aquel acontecimiento agravó el sectarismo de las aficiones”, concluye el periodista del Glasgow Herald, Keith Sinclair.

La época de entreguerras conoció agrias disputas entre los miembros de las dos confesiones, suavizadas tras la victoria aliada en la II Guerra Mundial. Pero al llegar la década de los 70, los odios de Irlanda del Norte cayeron en terreno abonado: el de una ciudad, Glasgow, asfixiada por la cruda recesión económica. El Rangers-Celtic adoptó maneras de selva sin reglas ni control. Las canciones entonadas por las hinchadas subieron de tono, incluyendo amenazas, vejaciones e insultos graves. Fue entonces cuando el derby de Glasgow se convirtió en lo que hoy sigue siendo: una válvula de escape para una sociedad dividida en dos bandos, y no sólo en lo futbolístico.

De aquella época provienen las alusiones al IRA que realizan los “Tims”, seguidores del Celtic en sus lemas, nombre no muy conocido afuera de Escocia, ya que se les conoce normalmente por “Bhoys” y que procede de una abreviación de “Tim Malloys”, una banda de delincuentes católicos de Glasgow de comienzos del siglo XX. No son sólo las alusiones al IRA y el apoyo a la causa republicana irlandesa y el nacionalismo escocés el único aspecto político que se observa en la afición del Celtic. También es una afición que ha adoptado una imagen antifascista y antirracista de una manera “cuasi oficial”. Y no sólo quema la sangre de cualquier seguidor de bien del Rangers las alusiones al IRA o a un “Ulster libre”, sino los epítetos como Hun, Dob (Sucio bastardo orangista) o Masones que sus vecinos del Celtic les lanzan en cualquier partido.

Sin embargo no se queda atrás el público de Ibrox Park en lo que se refiere a violencia verbal. “Estamos hundidos en sangre feniana (en alusión al Sinn Fein, partido nacionalista irlandés y brazo política del IRA) hasta las rodillas, rendíos o moriréis”, es uno de los cánticos populares de los “Billy Boys”, nombre que al contrario de lo que muchos piensan, no está tomado del rey orangista que derrotó a los católicos irlandeses en la batalla de Boyne en 1690, si no de Billy Fullerton, líder de una banda de matones protestantes del puerto de Glasgow de finales de la década de los años 20.